Renata Rodríguez
Renata sólo come papel. Si alguien sabe de un hilo dental que desatore la erres y las fibrosas jotas de los molares, favor de notificar a la autora. Pocas cosas tan deliciosas como la palabra suave. Sedosa, se escapa de los labios como un pañuelo. A veces, cuando lee la primera página, le dan ganas de chuparse los dedos y, en caso de que nadie mire, da una discreta lamida, o se mete en la boca pedacitos que ansían ser eternos para saborearlos con barquillos de postre.
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