Cuando el turista organiza un viaje a Japón, en el imaginario aparecen lugares comunes con los que la realidad normalmente no se corresponde. La ilustradora española Núria López Mora cuenta su experiencia desde el humor y una mirada muy personal para recoger esos pequeños detalles -y anexos y coletillas- que no aparecen en ninguna guía turística pero que convierten al cliché en material valioso para la memoria personal.
  1. Comprarme un kimono de seda. ¡Hecho!
  2. Comer de todo sin parar… por los ojos y por la boca. ¡Hecho!
  3. Dormir en un tatami… En el suelo, vaya… Y al día siguiente morir de dolor de espalda… ¡Menos mal que existe el Enantyum! ¡Hecho! Y sin ganas de repetir.


  4. Mear en un water estilo japonés sin salpicarte. ¡Hecho! Aunque para ello tuve que quedarme prácticamente en bolas.


  5. Entrar en un restaurante con la carta en japo y acertar con lo que has pedido. ¡Hecho! Eso es fácil porque yo me lo como todo… bueno, casi todo.


  6. Engordar 4 kilos siendo la cocina japonesa una de las más saludables del mundo. ¡Hecho! Claro, nadie habla de los SevenEleven que permanecen abiertos toda la noche y que están a petar de chuches y marranadas de todo tipo. Y a qué hemos venido a Japón, pues a descubirlo todo, ¿no?


  7. Entrar en cualquier tienda de chuminadas y salir sin comprar nada de nada. ¡Hecho! No me preguntéis cómo… Me imagino que saturación mortal.


  8. Subir al tren más rápido del mundo. ¡Hecho!


  9. Comerse una OKONOMIYAKI con todos los extras que le echen y tú sin rechistar y luego pasear bajo el sol resplandeciente de NARA como si tu digestión no te estuviera matando. ¡Hecho!
  10. Disfrutar de tus compañeros de viaje e intentar integrarse en la cultura de manera discreta y respetuosa. ¡Hecho!

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