¿Cómo sublevarse ante la normalización de la violencia contra los periodistas en México? 41 periodistas asesinados en lo que va de sexenio de Enrique Peña Nieto.

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Ilustración: Rapé

Javier Valdez.

La muerte de un periodista arrebata las palabras a los que le sobreviven, a los que solo les queda no dejar morir el recuerdo. En México, una vez al mes, a veces menos, los periodistas se ven obligados a dormir o a despertar revueltos con la amarga noticia de un compañero que ha sido asesinado, de acuerdo a las cifras de la organización Artículo 19 en 2017, aunque hay una realidad más allá de los números.

Miroslava Breach, corresponsal de La Jornada en Chihuahua fue asesinada el 23 de marzo de 2017. En el conversatorio organizado el 21 de marzo para denunciar la falta de seriedad en la investigación del atentado, un periodista desplazado de Guerrero se levantó para reclamar que el Mecanismo de Protección para Periodistas que prometió darle seguridad es tan ineficaz que pensaba regresar a su estado natal, donde él y su familia están amenazados de muerte. Refugiado en el recuerdo de Miroslava, rompió en llanto con el micrófono en mano.

El 15 de mayo de 2017 Javier Valdez fue asesinado en Culiacán, Sinaloa. El cuerpo de uno de los grandes cronistas de la violencia en el norte del país recibió doce disparos y quedó sobre la calle a unos pasos del semanario Ríodoce, del cual era fundador.

“Queremos combatir el olvido. Combatir la normalización de la violencia contra los periodistas para que no nos preguntemos cada mes quién será el siguiente”.

Para señalar la necesidad de recordar los asesinatos de Javier Valdez y Miroslava Breach, el pasado 22 de marzo el Alto Comisionado de las Naciones Unidas en México para los Derechos Humanos (ONU-DH), la agencia de noticias AFP, la Embajada de Francia, así como la Universidad Iberoamericana, a través de su Programa Prensa y Democracia (PRENDE) y del Subsistema de Periodismo del Departamento de Comunicación, anunciaron el premio Breach-Valdez de Periodismo y Derechos Humanos.

“Queremos combatir el olvido. Combatir la normalización de la violencia contra los periodistas para que no nos preguntemos cada mes quién será el siguiente; para que los nombres de los periodistas sigan en la conciencia de la sociedad mexicana”, explicó durante la conferencia Jan Jarab, representante en México de ONU-DH.

El recuerdo de los dos periodistas busca servir de trinchera en una batalla desigual para que no se vuelva a derramar sangre por ejercer la libertad de expresión. Sin embargo, el esfuerzo puede parecer fútil. Una noche antes del anuncio del premio Breach-Valdez, Leobardo Vázquez, periodista de Veracruz, fue asesinado. La memoria sigue de luto.

Cabría preguntarse entonces, en un país donde no hay garantías para el ejercicio de la libertad de prensa, ¿cuál es la utilidad de los galardones a la labor periodística? ¿Cómo pueden detener el asesinato y las agresiones contra periodistas?

“El premio sirve para que todos los periodistas sigan dando la batalla en contra de un sistema que no les brinda garantías para ejercer el periodismo y que, además, les está matando.”

Esa pregunta parece hacer eco en la mente de Griselda Triana, esposa de Javier Valdez y asegura que hay momentos en la historia en que el reconocimiento a una labor periodística puede ser también una sublevación contra el olvido. Es por eso que ha sido una de las principales impulsoras del premio que se otorgará el 3 de mayo (Día Internacional de la Libertad de Prensa), así como también del Premio de Periodismo Javier Valdez otorgado por la editorial Random House.

Para la comunicadora y activista la creación de un premio no es suficiente, pero es un avance urgente para la protección de la vida de los periodistas que están en condiciones de vulnerabilidad.

Se refiere a todos aquellos que no escriben en grandes medios y no son corresponsales internacionales; los periodistas que cubren fuentes peligrosas; que tienen a los aparatos estatales en su contra si no muestran obediencia a los políticos; aquellos que no cuentan con apoyo institucional y que sufren agresiones de las cuales no interponen denuncias por temor y porque la impunidad ante las mismas alcanza el 99 por ciento: durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, hasta el momento el más dramático para el ejercicio periodístico, se han registrado mil 986 agresiones y 41 asesinatos contra la prensa.

“Los periodistas en este país, sin siquiera darse cuenta, se han convertido en defensores y defensoras de los derechos humanos. El premio sirve para que todos los periodistas sigan dando la batalla en contra de un sistema que no les brinda garantías para ejercer el periodismo y que, además, les está matando”, explica en entrevista.

“Somos millones de víctimas en este país que tienen mucho que decir y los periodistas tienen mucho que contar”.

Griselda Triana considera que la iniciativa del premio es, antes que nada, un esfuerzo por mantener en la memoria de la sociedad el asesinato de Miroslava Breach y de Javier Valdez.

“Nos ayuda a mantener también nuestra exigencia de justicia. Es un premio que lleva el nombre de dos periodistas pero que tiene implícito el nombre de todos y cada uno de los periodistas asesinados”, asegura.

Griselda Triana sabe también que, a las autoridades, en el fondo, poco les importa seguir con la investigación de la muerte su marido. Sigue contando los días de impunidad, pero lo hace desde el activismo y echará mano de todos los recursos que tenga para mantener vigente en la memoria de la sociedad lo que ocurre cuando se mata a un periodista en México.

“Somos millones de víctimas en este país que tienen mucho que decir y los periodistas tienen mucho que contar. Ese derecho nadie nos lo debe de arrebatar”, asegura aún con el nudo en la garganta que le provoca pensar en Javier Valdez.

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Ilustración: Rapé

Miroslava Breach.

IMPUNIDAD Y AGRESIONES DE SERVIDORES PÚBLICAS

En cada caso de periodistas asesinados que no se investiga, existe un fusil preparado para cometer otro asesinato, pues al no existir un castigo, seguirán ocurriendo, así de tajante disecciona José Reveles la problemática.

A un año del asesinato de la periodista chihuahuense Miroslava Breach, Reporteros sin Fronteras recordó que los familiares de las víctimas de la violencia en México se encuentran olvidadas, pues el 95 por ciento de los asesinatos a periodistas no son investigados y el 100 por ciento de las desapariciones tienen el mismo destino.

Lo más pernicioso al hablar de la violencia y las agresiones contra los periodistas es pensar que los comunicadores son asesinados por el crimen organizado.

El periodista José Reveles, con más de 40 años de trayectoria, lamenta que no haya disposición de las autoridades en esclarecer el caso de Miroslava Breach, Javier Valdez y los más de 120 informadores que han sido asesinados en los últimos 16 años.

Lo más pernicioso al hablar de la violencia y las agresiones contra los periodistas es pensar que los comunicadores son asesinados por el crimen organizado. Diferentes organizaciones han demostrado que más del 48 por ciento de los casos de agresiones provienen de políticos y funcionarios públicos. Eso se convierte en un callejón oscuro en donde resulta imposible llegar a dar con los responsables. Además, las autoridades dejan de cumplir su deber de garantizar que la labor periodística no cueste la vida.

Para José Reveles no existe mayor amenaza para los periodistas en este país que la impunidad de los asesinatos y las agresiones. Es aquello que perpetúa el círculo vicioso que tanto ha dañado el ejercicio periodístico.

“Las agresiones a periodistas no sólo no se están frenando o investigando, sino están incrementándose de forma preocupante. Por eso, debemos mostrar solidaridad y memoria por los periodistas que luchan por hacer bien su trabajo”, asegura el periodista especializado en temas de violencia y crimen organizado.

SUBLEVACIÓN CONTRA EL OLVIDO

Los asesinatos de periodistas son ataques directos a la médula misma de la democracia y para el periodista Federico Mastrogiovanni, los asesinos de Miroslava Breach y Javier Valdez dejaron un mensaje ineludible: un alto perfil y profesionalización ya no es garantía de seguridad. Si pueden matarlos a ellos, pueden matarnos a todos.

“Hoy se considera un hecho normal que se mate a los periodistas como si fuera algo inevitable y que nunca cambiará. Se consideran aceptables comentarios como el del escritor Mario Vargas Llosa cuando dijo que en México los periodistas son asesinados por culpa de la libertad de prensa, normalizar esto oscurece las razones de la violencia, contribuye y abona a que siga ocurriendo”, señala Federico Mastrogiovanni, también coordinador del Programa Prensa y Democracia (PRENDE) de la Universidad Iberoamericana.

“Atacar a la prensa significa atacar la médula misma de la democracia”.

De acuerdo con el especialista en temas de desaparición forzada, el país se encuentra en un clima de macrocriminalidad política difusa en donde la simulación burocrática y la falta sistemática de acción de todos los niveles de gobierno son la norma. Entender las razones de la violencia requiere hoy ir más allá de la aberrante cifra de periodistas asesinados y de las víctimas de delitos de desaparición forzada. Se necesita observar las dimensiones políticas y sociales que tiene la violencia.

Sergio Rodríguez Blanco, coordinador del Subsistema de Periodismo de la Ibero, considera que los periodistas deben ser el contrapeso de las agendas estatales y deben crear un espacio serio que tenga la voluntad de fiscalizar el poder. Investigadores como Javier Valdez nos recordaron que la crónica se labra con disciplina y refleja las problemáticas globales de una época. Es por eso que la memoria debe de ser parte esencial de un premio de periodismo, la memoria que forja la historia social, que retrata sus personajes y que demuestra la potencial creatividad del ser humano.

“No es aceptable una sociedad que asesina a los periodistas, porque atacar a la prensa significa atacar la médula misma de la democracia”, expresa Rodríguez Blanco.

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Ilustración: Rapé

Regina, Goyo, Moisés y Rubén.

Durante la presentación del premio, Federico Mastrogiovanni reiteró la convicción para que la academia tome partido y colabore de manera concreta en la lucha por la erradicación de la violencia contra los periodistas. En congruencia con esta responsabilidad, la Universidad Iberoamericana becará al ganador del premio para tomar cursos y desarrollar proyectos periodísticos con el respaldo de la IBERO, así como la posibilidad de impartir talleres de su campo de su especialidad.

Jan Jarab, representante en México de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, aseguró que el premio también incluirá un viaje a París, Francia, en donde participará en conferencias y debates sobre la libertad de expresión y la lucha contra la impunidad. El encuentro con periodistas de todas las latitudes será útil para hacer visible la problemática de violencia en México.

En su primera edición el premio se otorgará a un periodista que se haya destacado por su trayectoria en defensa de los derechos humanos y de información del gremio.  Será en 2019 cuando el premio seguirá una fórmula más tradicional, por lo cual se lanzará una convocatoria para presentar trabajos periodísticos entre septiembre y octubre.

El Premio Breach-Valdez de Periodismo y Derechos Humanos es quizá uno de los que más apelan a esa creación y a esa materia llamada memoria. Con esa fuerza que le da la sangre derramada de forma funesta, el galardón quiere convertirse en una sublevación contra el olvido, en un golpe contra la impunidad.

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