La compra y venta de felinos silvestres es un mercado legal en México. Pero, a menos que se cuente con hectáreas de terreno y cuidadores profesionales, esta mascota exótica, como un león o tigre, acabará siendo parte de un círculo vicioso de compra, venta y abuso.

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Foto: Iñaki Malvido Prada

Un domingo de septiembre de 2020 una mascota peculiar paseó por el centro comercial Antara, en la Ciudad de México. Un cachorro de tigre de bengala caminó entre las macetas y fuentes que adornan los pasillos entre las tiendas. El animal vestía sudadera gris y llevaba una correa negra al cuello desde la que Mina Ayala, su dueña, lo paseaba.

La dueña del animal fue objeto de críticas y escrutinio en tuits y posts de Facebook en los que los usuarios exigían a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y a la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) asegurar al animal, pues asumieron que su posesión era ilegal.

Pero en México la compra-venta de grandes felinos es legal, siempre y cuando vengan de comercializadoras autorizadas, y muchos de esos animales acaban sus vidas encerrados en “santuarios” privados después de ser desechados por sus dueños. Sin embargo, de acuerdo con las leyes mexicanas,  el término “santuario” en realidad se refiere a áreas naturales protegidas. Según la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), los santuarios son zonas con una enorme riqueza de flora o fauna que requieren ser resguardadas. A lo largo de todo el territorio nacional sólo existen 18 santuarios y 16 de ellos son playas, por lo que este concepto hace referencia a la conservación de toda una zona y no incluye centros privados de rescate animal. No obstante, sitios como Black Jaguar White Tiger o Fundación Recica se han autodenominado como “santuarios”, a pesar de que no cuentan con las certificaciones internacionales pertinentes (como el sello de la Federación Global de Santuarios Animales) o no cumplen con la Ley General de Vida Silvestre. Estos centros se han convertido en depósitos de animales y se presentan como una solución para las personas que necesitan deshacerse del cachorro que tuvieron sólo por unos cuantos meses.

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Foto: Iñaki Malvido Prada.

Una tigresa en el “santuario” RECICA en el 2016.

No es raro que historias como la del tigre en Antara lleguen a los medios de comunicación. El 13 de octubre de 2020, el video de una niña paseando a su tigre por las calles de Guasave, Sinaloa, también se viralizó en redes sociales. El 30 de agosto del mismo año un cachorro de león fue visto asomándose por la ventana de un coche en el malecón de Mazatlán. En 2018, se hizo famoso el señor Omar, quien vive en la colonia Viaducto Piedad, en la Ciudad de México, y tiene tres leones que conviven diariamente con el perro Rottweiler que pasa los días en su azotea.

El declive de la biodiversidad

Mientras que la biodiversidad del planeta está bajo amenaza, la presencia de grandes felinos en cautiverio en América va en aumento. Según el informe “Planeta Vivo”, que publicó en 2021 el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), las poblaciones biodiversas han disminuido en un promedio de 68% en los últimos 50 años. En América Latina y el Caribe es donde más poblaciones de vertebrados se han visto afectadas, con una disminución promedio del 94%. La principal razón para este drástico declive es el cambio en el uso de suelo: los bosques y selvas están siendo sustituidos por terrenos de ganadería, agricultura, minería o zonas urbanas. Esto quiere decir que los hábitats donde las especies siempre habían vivido ahora son inhóspitas, llevando a los animales a la extinción o a la migración que en muchos casos resulta en su captura.

Hay pocos datos precisos que informen sobre cuántos individuos de grandes felinos quedan en libertad. A finales del siglo XIX, cuando El libro de la selva de Rudyard Kipling fue publicado, más de 100 mil tigres deambulaban libremente por el continente asiático, según WWF. Hoy en día se estima que su población en libertad es de aproximadamente 3 mil 900, mientras que tan sólo en Estados Unidos se calcula que viven entre 10 y 20 mil tigres en cautiverio. Para la población Maasai, en Kenia, el rugido de un león significa “esta es mi tierra” y una noche sin rugidos es una noche incompleta. Actualmente la organización estima que en África quedan 23 mil leones en libertad y se ha extinto en 26 países de este continente, cuando originalmente habitaban todo el África subsahariana. En cuanto a especies endémicas de América, se calcula que México tiene una población de 4 mil 800 jaguares en vida silvestre y de los pumas, el otro gran felino americano, no se tiene información suficiente. Existe un mercado con altos niveles de demanda en todo el mundo que ha convertido a estas especies en un gran negocio.

La médico veterinaria zootecnista María Teresa Moreno, quien se dedica a la comercialización y asesoría legal de fauna silvestre, dice que hoy en día existen en México más de 5 mil comercializadoras de animales exóticos autorizadas, esto sin tomar en cuenta el mercado negro. Es una paradoja: mientras en una reserva natural en Kenia se celebra el nacimiento de una camada de leones, cualquier persona en México con 65 mil pesos puede comprarse uno de manera legal.

El mercado negro de los animales

Puede haber muchos incentivos para la compra de grandes felinos. La mayoría de los casos son personas que los quieren tener de mascota por unos meses o porque los hace sentir poderosos, pero también existe el interés de compra para venderlos por partes cuando sean adultos.

Mónica Echeverría, la directora de medios y asuntos externos del WWF en Washington D.C., asegura que la venta de las partes del cuerpo de los grandes felinos es muy común, ya que ciertos sectores de la población tienen “ideas erróneas de que las partes de su cuerpo son benéficas para algunas enfermedades y no hay ninguna evidencia científica de que sus uñas, la cola, hasta el pene sean benéficos y los venden disque para aliviar el cáncer y problemas reumáticos o artritis”.

El biólogo Rodrigo Medellín Legorreta de la Alianza Nacional para la Conservación del Jaguar asegura que los dientes de jaguares son utilizados para la joyería y es común que la piel se venda para hacer alfombras o muebles. También existen remedios de medicina alternativa que presumen tener pelo de cola de león. Este tipo de mercado es ilegal, pero hasta en plataformas como Mercado Libre se pueden encontrar artículos que dicen ser colmillos de felinos para rituales esotéricos.

En el Mercado de Sonora, en la Ciudad de México, se pueden conseguir todo tipo de productos relacionados con la santería y el esoterismo. Entre la gama de oferta también se encuentran animales exóticos como serpientes, águilas, monos y grandes felinos.

En 1992 fue creada la Profepa y a través de su Dirección General de Vida Silvestre se comenzaron a realizar operativos para decomisar especies que eran comercializadas de manera ilegal. Uno de esos operativos fue en el Mercado de Sonora. Antonio Azuela, quien fue titular de la Profepa entre 1994 y 2000, recordó que el aseguramiento de especies fue un desastre. Nunca se había realizado un operativo  de este tipo y no tenían la capacidad logística, por lo que la misión resultó en serpientes, sapos y tarántulas paseando por las calles aledañas al mercado. A partir de ese momento fueron profesionalizando los aseguramientos de especies, pero entonces surgió el problema de qué hacer con ellos una vez que eran recuperados. Entre 2011 y 2021, la Profepa aseguró 869 grandes felinos, los cuales se resumen en el siguiente cuadro:

Grandes felinos asegurados por Profepa de 2001 a 2021

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Fuente: Profepa, a través de la solicitud de Acceso a la información folio 300321

Rafael Pacchiano, quien ocupó la titularidad de la Semarnat durante los últimos tres años del sexenio de Enrique Peña Nieto (20012-2018), declaró que la secretaría tenía aproximadamente seis centros donde resguardaban a los animales decomisados mientras la Profepa les encontraba algún sitio definitivo. Sin embargo, los espacios no son infinitos y así surgieron convenios entre centros privados o fundaciones y la Semarnat para hacer la entrega de animales, pues los zoológicos no daban abasto. De 2015 a la fecha, solamente ocho grandes felinos, los cuales no representan ni el 1% de los 869 previamente asegurados, han conseguido convertirse en residentes del zoológico de Chapultepec, mientras que de los otros 861 no se conoce su paradero.

Grandes felinos donados al zoologico de Chapultepec

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Fuente:Profepa, a través de la solicitud de acceso a la información folio 300321

De leyes e Instituciones

En julio del año 2000 fue promulgada la Ley General de Vida Silvestre. Esto significa que el marco jurídico mexicano para la protección de la fauna no tiene más de 20 años de vida, a pesar de que México se adhirió a la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) desde 1991 y que la Declaración Universal de los Derechos de los Animales fue aprobada por la ONU desde 1977.

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Foto: Iñaki Malvido Prada

Un jaguar encerrado en una celda hecha con varillas en RECICA. Este especimen contaba con menos de 10m2 para vivir.

La CITES se encarga de regular el comercio internacional de animales y plantas que han sido declarados en categoría de riesgo, vulnerabilidad o peligro de extinción. En esta división, los grandes felinos se encuentran en el nivel de mayor riesgo. Sin embargo, esta convención internacional sólo aplica para protegerlos en caso de exportación o importación, no los protege de vivir encerrados en un domicilio privado, es como un pasaporte para los felinos. En México sólo se necesita contar con un registro ante la Semarnat, el cual puede conseguirse con requisitar debidamente una solicitud de ingreso al registro de establecimientos dedicados a la crianza y/o venta de animales, entregar el papeleo correspondiente y realizar el pago. Antes de 1992 no existía ningún tipo de registro para las comercializadoras.

Con la Ley General de Vida Silvestre también se crearon las Unidades de Manejo para la Conservación de Vida Silvestre (UMAS), públicos o privados, que se encargan de la posesión de animales y plantas silvestres, pero también se permitieron los Predios o Instalaciones que Manejan Vida Silvestre (PIMVS), que son espacios privados donde se permite la reproducción de especies y que pueden tener fines comerciales. Justo lugares como Black Jaguar White Tiger, que tiene bajo su resguardo 400 felinos aproximadamente y tiene la autorización para reproducirlos o venderlos si así lo desea.

Lo que se buscaba con esta ley era alcanzar un aprovechamiento balanceado de las especies. El fin era que la posesión de los animales se regulara, mas no que se prohibiera, pues desde la perspectiva de Azuela esto sólo fomentaría el mercado negro.

Majo quería un León

Majo (quien accedió a compartir información con tal de no ser identificada) compró un león en un grupo de Facebook porque a ella y al que era su novio en ese entonces se les ocurrió un día. Recuerda que fue cuestión de unos cuantos clicks para realizar el pago de 40 mil pesos y que le confirmaran la entrega de Frida, su leona de menos de 6 semanas de nacida, a quien su chofer recogió en una zona a las afueras de la Ciudad de México. El hombre que se la vendió le aseguró que él contaba con registro ante la Semarnat y que la leona traía microchip. Pero fue una amiga de Majo quien le avisó del papeleo que debía realizar. El vendedor jamás le comentó sobre el trámite de autorización de ejemplares exóticos.

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Foto:Cortesía

Su traslado al rancho de Jorge Hank Rhon fue por vuelo comercial, ya que Majo obtuvo todos los permisos.

Majo y su novio nunca planearon quedarse con Frida a largo plazo. A pesar de que los leones llegan a vivir hasta 25 años en cautiverio, ellos sólo querían tenerla mientras fuera cachorra, así que su motivación para realizar todo el papeleo correcto fue la certeza de que un día se iba a deshacer de la leona.

Originalmente Majo conservaría a Frida por seis meses, pero se extendió hasta ocho porque no encontraban un lugar a dónde mandarla. A la par de buscar un recinto que aceptara a la leona llenó el registro ante la Semarnat en el que le informaron que le harían una visita domiciliaria que nunca sucedió.

Hubo personas que le llegaron a recomendar limarle los colmillos y quitarle las garras a Frida para que fuera más dócil jugar con ella, pero Majo fue asesorada por un veterinario y no lo hizo.

Con el paso del tiempo, la mamá de Majo ya estaba harta del olor de la leona en la casa y en general estaban cansados de toda la atención que demandaba, así que consideraron donarla al rancho de la familia Peralta (dueña de Grupo IUSA), pero a la joven no la convenció el lugar y mejor la regaló al rancho de Jorge Hank Rhon (dueño de Grupo Caliente y expresidente municipal de Tijuana). En 2006 le otorgaron una entrevista a la revista Quién en el zoológico privado de la familia, Hank también ha estado involucrado en el comercio de especies exóticas desde los años 80 y ha sido investigado por lo mismo. Jorge Hank ha declarado que su única debilidad en la vida son los animales, tanto que dos de sus 26 hijos se llaman “Tigre” y “Lobo” y su famosa receta tequilera “Tres Penes” también revela lo mucho que los animales sazonan su vida. Se dice que los ingredientes del “afrodisiaco” tequila son: el miembro de un león, un tigre y un perro; cuernos de venado, hiel de oso, cascabel de víbora y alacrán. Como Majo y su familia avisaron a la Profepa, el traslado de Frida en un vuelo comercial de Volaris, pagado por ella, fue supervisado y gestionado por la procuraduría de inicio a fin.

Mentalidades en Pugna

 Antonio Azuela, quien también es doctor en Sociología por la UNAM, llama a las dos mentalidades en pugna “visionarios y pragmáticos”. Los visionarios son aquellas personas con una mentalidad que aboga por no tocar a los animales, dejarlos ser libres en sus hábitats naturales, que se prohíba por completo la caza y se respete el ciclo natural de las cosas. Se enfoca más en el bienestar concreto de un animal en particular. Mientras que por el otro lado, los pragmáticos son quienes creen que a partir del aprovechamiento, o sea, su compra, venta o exhibición, la conservación de especies tiene más posibilidades de ser exitosa porque se evitaría la caza furtiva, el mercado negro o un cautiverio no regulado.

Un ejemplo de la mentalidad visionaria es Adriana Buenrostro, coordinadora del área legal y política de la organización Animal Heroes. Su campaña “Sin Cautiverio” busca hacer entender a la gente que los animales no deben ser considerados como una propiedad y que deberían ser libres en sus hábitats naturales. Ellos, como organización, están en contra de todo tipo de cautiverio porque consideran que este tipo de situaciones para los animales “no es justa y no está bien”.

En el campo de la visión pragmática está la veterinaria María Teresa Moreno, quien es dueña de la comercializadora y consultoría “Exóticos y Salvajes”. Su negocio fue el primero en obtener el registro para la comercialización, importación y exportación de fauna silvestre en 1992 y ella considera que este mercado puede asumirse como una forma de conservación de las especies. Para ella tanto la cacería regulada, como los criaderos y zoológicos son herramientas de conservación porque ahí se han logrado reproducir a las especies bajo cuidado humano y de esta manera se garantiza que nunca se extingan.

Rafta y Clarence, leones chilangos

Tener grandes felinos de mascota es mucho más común de lo que pareciera. Un alumno de la Universidad Iberoamericana, quién también pidió que su nombre no fuera revelado, actualmente tiene en su casa un cachorro de tigre blanco –el tipo de tigre más amenazado– y en otro espacio de piso de concreto tiene a Rafta, un león de cinco años de edad, el cual se entretiene con una pelota de boliche y una llanta de coche. Rafta consume diariamente 5 kilos de alimento, lo que equivale aproximadamente a 7 mil pesos mensuales en alimentación. La comida, las instalaciones adecuadas, medicamentos y traslados de los grandes felinos no los convierten precisamente en las mascotas más baratas.

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Foto:Cortesía

Rafta el león y un tigre conviven en el mismo patio, donde los mantiene su dueño.

Federico, un fanático del grupo Kiss, también le costó trabajo encontrar un recinto para entregar al león que compró en una tienda de mascotas a finales de la década de los 80, cuando no se necesitaba realizar ningún tipo de registro y tampoco existía la Ley General de Vida Silvestre. Federico tuvo a Clarence, su león, por tres años hasta que decidió donarlo porque se dio cuenta que no sería viable mantenerlo para siempre y que no era justo un espacio tan reducido para un animal salvaje. Intentó regalarlo a los zoológicos de la Ciudad de México, pero ya no tenían espacio, pensó también en Africam Safari en Puebla y estaban saturados de leones, así fue buscando por todo el país el lugar idóneo para Clarence hasta que encontró el Zoofari de Guerrero, donde sí recibieron a su león, pues acababan de abrir sus puertas.

Federico considera que los leones no establecen un vínculo emocional de cariño tan particular con las personas. Recuerda que él llegaba a su casa y “luego luego iba a verlo y me asomaba, obviamente era una puerta de vidrio hacia el patio que lo tenía y me asomaba y lo veía, lo saludaba, abría la puerta y le decía: ‘Clarence, ¿qué onda?’. Como que se me quedaba viendo y a veces se me acercaba, a veces no, como que no crea ningún lazo, como los perros que llegas y corren hacia ti para saludarte”.

Por más que convivan con los humanos, un día pueden no estar de humor y atacar a su dueño, cosa que pasa con frecuencia, como el león que en el 2018 mató a su cuidador en el zoológico de Tulancingo, Hidalgo, a pesar de conocerlo desde hace mucho tiempo. Hoy en día, después de haber tenido a Clarence, Federico considera que estos animales no deberían vivir en casas, ya que necesitan espacios enormes y la oportunidad de desarrollar sus instintos naturales sin ser inhibidos constantemente.

El caso de Federico y Clarence fue hace más de treinta años y la saturación de grandes felinos en los zoológicos fue un obstáculo para que pudiera colocar a su león. Hoy en día la situación es peor. Adriana Buenrostro considera que hay una sobrepoblación de grandes felinos en cautiverio en México, mientras que Teresa Moreno, dedicada a la comercialización de especies, dice que el mercado de animales de compañía no tradicionales va en aumento y que el nicho de compradores de gatos grandes es cada vez más vistoso.

El doctor Fernando Gual, director general de Zoológicos y Conservación de la Fauna Silvestre en la Ciudad de México, dijo que los zoológicos no fueron planeados para ser un espacio al que las personas puedan ir a dejar a su mascota exótica cuando ya no pueden cuidarla, pero “tenemos que recibir algunos de estos ejemplares cuando tenemos espacio y pues ese ejemplar no debió haber llegado ahí pero bueno, hay gente que los compra como mascotas y acaban en un zoológico”.

El territorio mexicano se ha convertido en una especie de sabana tropicalizada y está saturada. En donde naturalmente no habría tigres ni leones, hoy en día cientos de ejemplares de estas especies pasan sus vidas en espacios pequeños, jugando con una bola de boliche o mordiendo una llanta de coche o esperando encontrar espacio en algún zoológico. Mientras sigan siendo adquiridos como mascotas temporales estarán destinados a pasar el resto de sus días en un lote con pasto seco en el Ajusco, en un patio o en una azotea y nunca conocerán las selvas y sabanas reales.

El Serengueti Mexicano

A simple vista, la cuenta de la fundación Black Jaguar-White Tiger en Instagram parece el paraíso de cualquier amante de la naturaleza. En ella pueden verse miles de videos y fotografías de animales, especialmente grandes felinos: jugando entre sí, siendo alimentados, corriendo, saltando, posando para fotos con celebridades, conviviendo con sus cuidadores. No es casualidad que 7.2 millones de personas y contando sigan día con día las publicaciones.

 black Jaguar-White Tiger, o Jaguar Negro-Tigre Blanco, fue creada en el año 2015 por el empresario mexicano Eduardo Serio, a quien sus seguidores también conocen como “Papa Bear”. En el año 2016 fue registrada formalmente como organización sin fines de lucro y libre de impuestos. Desde entonces ha “rescatado, rehabilitado y preservado animales”, de acuerdo con su sitio web, escrito en inglés en su totalidad. Se autodenomina “santuario”, pero carecen de las características necesarias para ser considerada como tal.

En un enorme claro entre pinos y abetos, azotada por el viento y el sol, se encuentra una de las instalaciones de Black Jaguar-White Tiger. En aquellos terrenos áridos conviven varios de los cientos de felinos de la organización en jaulas cercadas con rejas. Hoy en día, de acuerdo con uno de sus veterinarios de cabecera, Mario Macías, en entrevista con la periodista Mara Patricia Castañeda, tienen aproximadamente “unos 400” felinos. Sin embargo, la cifra exacta no es clara.

Ante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), Black Jaguar-White Tiger se registró como un Predio o Instalación de Manejo de Vida Silvestre (PIMVS). Se le llama así a los “criaderos intensivos, viveros, jardines botánicos o similares que manejan vida silvestre de manera confinada con propósitos de reproducción controlada de especies o poblaciones para su aprovechamiento con fines comerciales”.

En su página web, la fundación menciona que rescata animales a través de “misiones independientes o en colaboración con el gobierno mexicano”. Otros felinos son donados por particulares que ya no pueden mantenerlos. Eduardo Serio, en la cuenta de Instagram de la fundación, ha mencionado varias veces a los animales que recibe por parte del gobierno, muchos de ellos supuestamente rescatados de situaciones de maltrato y abuso. El gobierno mexicano, a través de la Semarnat y la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), entrega animales confiscados a diferentes organizaciones que velan por la conservación de los animales silvestres, como podría ser un zoológico.

Rafael Pacchiano, exsecretario de la Semarnat, dice que durante su gestión esta secretaría tenía alrededor de seis centros donde se resguardaban animales mientras se les encontraba un nuevo destino. De acuerdo con él, la Profepa “la pasaba mal” porque no tenían muchos lugares donde poner a los animales rescatados.

De acuerdo con una solicitud de transparencia a la Profepa, desde el año 2015, esta instancia gubernamental ha depositado 92 animales en Black Jaguar-White Tiger. Entre 2015 y 2018, bajo la gestión de Rafael Pacchiano Alamán, la fundación de Eduardo Serio recibió 90 ejemplares, incluyendo 33 tigres, 30 leones y 5 jaguares. A partir de 2019, bajo las gestiones de Josefa Blanco-González Ortiz-Mena y Víctor Manuel Toledo Manzur, sólo recibieron 2 leones. Otra solicitud de información a la misma Procuraduría explica que el decremento en número de animales entregados a la organización de Serio se debe a que se ha procurado canalizar ejemplares en distintos sitios para evitar la sobrepoblación en un solo predio. De acuerdo a la misma solicitud transparencia, en el mismo periodo, de 2015 a la fecha, solo se entregaron 8 felinos al Zoológico de Chapultepec.

Los Felinos olvidados

Ma-Tzu. Tierra. Love. Estos son tan solo algunos de los nombres de los grandes felinos que tiene Black Jaguar en sus instalaciones y que protagonizan las publicaciones de sus redes sociales. Eduardo Serio documenta el día a día de su fundación a través de imágenes y videos, con largas explicaciones en inglés en los pies de foto. De esta forma los seguidores de la cuenta pueden enterarse de cuando llega algún cachorro, cuando rescatan algún león o cuando un tigre se pone a jugar. Las publicaciones dan un vistazo a las personalidades de estos animales, pero también a la de Eduardo Serio. A través de sus posts podemos conocer varios aspectos de su vida –por ejemplo su repetido apoyo a Donald Trump, incluso escribiendo que fue “el honor de su vida haber luchado contra el comunismo” junto al expresidente–, su amistad con personajes como el artista chino, Ai Weiwei, y su acercamiento a la espiritualidad con fotografías y frases del gurú indio, Osho.

La primera, la que empezó todo, fue Cielo, una cachorra de jaguar negra, que, de acuerdo con Eduardo Serio en entrevista con la revista Hotbook, se había quedado huérfana e iba a ser vendida en el año 2013 a una tienda de animales “para que el público se tomara fotos con ella”. Serio dijo que logró convencer a la persona que vendería a la jaguar de que mejor se la “donara” a él. Dice no haber pagado por ella. Para la revista Rolling Stone Colombia se contó una versión distinta de esta historia: supuestamente Cielo ya estaba en la tienda de animales, donde la drogaban para que la gente se tomara fotos, y Serio la compró. No queda claro cuál de las dos versiones es la más apegada a la realidad. Sin embargo, tras quedarse con Cielo, formó la fundación que ahora se conoce como Black Jaguar-White Tiger.

En cuestión de meses empezaron a llegar más felinos, muchos de ellos de circos, tras entrar en vigor el artículo 78 de la Ley General de Vida Silvestre, que prohíbe que los circos usen animales en sus espectáculos, modificación propuesta e impulsada por el Partido Verde Ecologista de México. De acuerdo con Rafael Pacchiano, esta ley complicó la situación de los animales resguardados en el país, ya que “se agotaron los espacios”.  “La Profepa empieza a encontrar en esta fundación una salida para poder darle una vida digna a estos animales que están entregando principalmente a los circos. Entiendo que Profepa entregó cerca de 400 animales a esta fundación”, dice el exsecretario.

Mientras esto ocurría, más gente comenzó a donar los felinos que tenían como mascota. Al aumentar el número de felinos, la fundación tuvo que buscar más sitios para seguir operando. A pesar de que Serio dice que rescató a Cielo para que la gente no se tomara fotos con ella, en Black Jaguar-White Tiger los visitantes se retratan con los felinos, incluyendo a la jaguar negra.

Fundaciones como Black Jaguar-White Tiger son parte de un círculo vicioso en el mercado de mascotas silvestres, en especial los grandes felinos. Esto se debe a que mucha gente compra leones, jaguares o tigres y, a los pocos meses de tenerlos, se dan cuenta que son animales grandes cuyo mantenimiento es costoso. Además en muchas ocasiones pueden llegar a ser peligrosos. Por eso los depositan en zoológicos o colecciones privadas. En México es legal tener un animal de este tipo, siempre y cuando se cuente con el papeleo y los permisos correspondientes de la Semarnat. La compra-venta de estos animales está tan normalizada que una persona en México puede encontrar grandes felinos en varios lugares: desde un criadero de especies, hasta un grupo de Facebook.

“Hay muchos particulares que se les hace muy fácil ir a comprar un león. Lo compran de tres, cuatro semanas, es chiquito, no pasa nada. Pero un león a los dos, tres meses ya no lo aguantan. ¿Entonces qué hacen? Nos lo mandan”,  dice el veterinario Mario Macías, en su entrevista con Mara Patricia Castañeda.

María Teresa Moreno es médico-veterinaria zootecnista. Desde hace más de 30 años se dedica a la comercialización y asesoría legal de fauna silvestre. Para ella parte de la problemática de las mascotas salvajes es que a pesar de tener el papeleo legal, se debe tener también un plan para mantener al animal por sus 20 o 25 años de vida. Al complicarse este segundo paso, muchos dueños de mascotas salvajes se dan cuenta que ya no pueden mantenerlos. En su experiencia, decenas de personas llevaban los animales que ya no podían tener a zoológicos o de regreso a los criaderos de donde los compraban. “El animal no es para cinco meses, sino para 25 años”, dice Moreno.

De relojes, donantes y leoones con nombres de estrellas

Dada la presencia de felinos rescatados, felinos cachorros y felinos donados, Black Jaguar-White Tiger cuenta con tres lugares diferentes en Ciudad de México. Ahora, son aproximadamente 400 felinos, de acuerdo con el veterinario Mario Macías. Los más cachorros están en un sitio y los adultos en dos ranchos. El más grande de estos últimos se encuentra en el Ajusco, en las faldas de uno de los volcanes que enmarcan el Valle de México. Ninguno de estos espacios está abierto al público, a menos que se pague una inscripción como voluntario por una semana, con un costo de 3 mil 150 dólares, unos 63 mil pesos.

El precio no es lo único que hace que el recinto sea exclusivo. Esto también se debe a la cantidad de celebridades que visitan a los felinos y se toman fotos con ellos. Desde expresidentes como Enrique Peña Nieto o Ernesto Zedillo, hasta cantantes como Katy Perry o Demi Lovato aparecen en fotos y videos subidos por la fundación a Instagram desde el año 2015. Muchas de estas estrellas ayudan a promocionar las donaciones a Black Jaguar. Además de eso, otros tantos famosos han dejado una huella distinta en el lugar: muchos de los felinos llevan sus nombres. Hay un león llamado Lewis, por el piloto de Fórmula 1, Lewis Hamilton. Hay una tigresa llamada Khloé, por la estrella de reality, Khloé Kardashian. Hay un león llamado MalumaBaby por el cantante colombiano. Todos estos felinos forman parte del espectáculo que son las redes sociales de Black Jaguar, y haciendo honor a sus nombres, se han convertido también en celebridades para los millones de fans de la fundación.

Black Jaguar-White Tiger sobrevive de los donativos de “las personas que siguen la fundación y ciertos patrocinadores que apoyan, ciertas marcas que apoyan. Pero principalmente la gente que dona”, dice Mario Macías, en entrevista con Mara Patricia Castañeda. Dos de las marcas a las que se refiere aparecen incluso en su página web, son Swarovski, una marca austriaca de joyería, y Hublot, una compañía sueca de relojes de lujo. En el sitio web también aparece un botón naranja con la palabra donate (done). Al dar click se despliegan diferentes planes de pago: mensual, trimestral, anual o por una sola vez. También existe la posibilidad de hacerse “patrocinador” de alguno de los “bebés”, a cambio de recibir una fotografía personalizada o menciones en la cuenta de Instagram de la organización.

De acuerdo con la Secretaría de Hacienda y del Servicio de Administración Tributaria (SAT) la organización de Eduardo Serio ha recibido donativos cada año desde 2016 –cuando fue su primer ejercicio fiscal– hasta 2019, que corresponde a los últimos datos disponibles. A lo largo de esos cuatro años reportan haber recibido 88 millones 386 mil 438 pesos por parte de donantes.

En los diferentes registros ante el gobierno hay una contradicción: aunque Black Jaguar está registrada como una donataria autorizada sin fines de lucro ante la Secretaría de Hacienda, también está clasificada como un PIMVS ante la Semarnat, un Predio o Instalación de Manejo de Vida Silvestre cuyo propósito es un aprovechamiento, en este caso de los animales, “con fines comerciales”.

El santuario que no es santuario

“Estás en tierras sagradas, actúa en consecuencia”, anuncia, en inglés, a los exclusivos visitantes uno de los muros dentro de las instalaciones de Black Jaguar-White Tiger. A los ojos de millones de personas, esta fundación se presenta a sí misma como un santuario. Sin embargo, para la Comisión Nacional de Áreas Protegidas (Conanp) los santuarios son “áreas establecidas en zonas caracterizadas por una considerable riqueza de flora o fauna o por la presencia de especies, subespecies o hábitat de distribución restringida”. En la lista se mencionan 18 santuarios en nuestro país, que en su mayoría son playas, como Playa de Puerto Arista en Chiapas o Playa de la Isla Contoy en Quintana Roo. Todos estos lugares son ecosistemas naturales completos, no establecimientos fabricados por personas. Black Jaguar-White Tiger no es uno de los 18 santuarios protegidos por el Estado Méxicano.

La fundación de Eduardo Serio tampoco está reconocida como santuario frente a la Federación Global de Santuarios de Animales, una organización internacional que se encarga de acreditar este tipo de lugares para asegurarse que los animales tengan la mejor calidad de vida posible. Los santuarios que pertenecen a esta federación no pueden permitir el contacto físico directo de los animales con los visitantes, como podría ser tomarse una foto con un felino o cargar a un cachorro, ya que esto puede poner en riesgo la salud de ambas partes. Black Jaguar-White Tiger no cumple con este requisito.

Miguel Rivas Soto, experto en refugios, santuarios y conservación en Oceana, una organización internacional que trabaja por la protección de los océanos, dice que para definir los santuarios de una especie determinada, se debe definir el “ámbito hogareño” o el espacio adecuado que necesita para cumplir sus necesidades biológicas. “Para algunos felinos mayores se necesitan crear santuarios de cientos de kilómetros cuadrados, porque son necesarios para que busquen sus presas”, dice Rivas. Black Jaguar no cumple con esta característica. Los felinos están hacinados en espacios relativamente pequeños, considerando que son especies que por naturaleza recorren cientos de kilómetros al día. Casi no hay sombras para ocultarse del sol: solo una  pequeña malla oscura que atraviesa las jaulas de un extremo a otro. Donde muchos imaginarían un oasis, hay solo pasto seco, rodeado de concreto y alambre.

Luis Yescas, biólogo experto en jaguares que trabaja en la fundación Jaguares en la Selva, en Oaxaca, dijo que las instalaciones carecían de vegetación debido al tipo de terreno árido. Concluyó que debido a la falta de árboles y otras características de hábitats naturales, probablemente los animales que viven en Black Jaguar tienen pocos estímulos para desarrollar sus conductas naturales.

Teresa Moreno también destaca que Black Jaguar-White Tiger no es un santuario por definición. “Yo puedo decir que mi garage se llama Santuario Tere Moreno. Y eso es lo que él (Eduardo Serio) hizo”.

“No comparto la forma de hacer ‘conservación’ o educación ambiental, manejando animales cachorros o adultos con contacto directo, mucho menos si es dentro de una casa, en un sofá o una cama”, agregó Yescas sobre los videos de la fundación que pueden verse en redes sociales. “Creo que lejos de educar, el mensaje se convierte en: ‘tú también puedes tener uno y así ayudas a la conservación’ –cuando solo se exponen a accidentes y, sobre todo, a tener especies sin una calidad de vida digna”.

Por otro lado, el exsecretario Rafael Pacchiano difiere en ese sentido diciendo que si Black Jaguar-White Tiger estuviese abierto a todo público sí se rompería “la idea del santuario y de darles una vida digna”, pero al tener “ciertas celebridades que él (Eduardo Serio) invita para vender” solo se están generando ingresos para que la organización pueda continuar operando. “Entiendo que se venda como santuario, supongo que como mercadotecnia”, dice Pacchiano.

Las diferentes especies conviven de forma inusual en las instalaciones de Black Jaguar-White Tiger. Esto puede verse en sus publicaciones de Instagram o Facebook, o en videos más largos en su canal de YouTube, que cuenta con más de medio millón de suscriptores. Un ejemplo de esto es un video filmado por el mismo Serio, titulado The Kids o “los niños”. El creador de la fundación se graba entrando a una de las jaulas donde se pueden observar al menos cuatro leones, dos tigres y dos jaguares conviviendo todos juntos en la misma jaula. Especies como los leones africanos y los tigres, que habitan comúnmente en Asia, difícilmente estarían juntos en la naturaleza. Luis Yescas considera difícil que los felinos convivan de esta manera. “Salvo por el león, el resto de los animales son solitarios, entonces es muy difícil hacer un grupo de jaguares. En ocasiones los tenemos separados como normalmente viven, solitarios”.

Para este reportaje buscamos a Eduardo Serio para conocer su opinión al respecto a través de correo electrónico y de dos cartas entregadas al personal de Black Jaguar-White Tiger. No obtuvimos respuesta.

Los “bebes” de Black Jaguar – White Tiger

Otra parte importante del atractivo de las redes sociales de Black Jaguar, y de la fundación en sí misma, es la constante presencia de cachorros de grandes felinos. En varias publicaciones aparecen cachorros de león jugueteando entre sí o cachorros de tigre acostados en mantas con peluches.

El registro de la fundación de Serio como PIMVS incluye una clasificación en la que entran los criaderos intensivos o lugares que manejan vida silvestre con el propósito de reproducir especies y aprovecharlas comercialmente.

Sin embargo, en la página web de Black Jaguar-White Tiger, dicen estar en contra de los criaderos de animales, de hecho los colocan como uno de los problemas centrales que quieren combatir.

De acuerdo con el veterinario Mario Macías, Black Jaguar-White Tiger tenía un programa con el gobierno de Enrique Peña Nieto para reproducir especies de felinos nativas de México como el jaguar, el jaguarundi, el ocelote y el tigrillo, para reintroducirlos a la naturaleza posteriormente.

En el sitio web oficial de Black Jaguar explican que la razón por la que tienen tantos cachorros es porque “la mayor parte de sus rescates son jóvenes cachorros o hembras embarazadas, resultando en nuevos nacimientos en el santuario”. Esto es contradictorio con lo que sostiene el doctor Mario Macías, al mencionar que los animales que reciben muchas veces son aquellos que son demasiado grandes para mantener en casa. En resumen, a pesar de estar registrados legalmente como PIMVS, que por definición es un criadero intensivo de especies, Black Jaguar se presenta ante el público como anti criaderos.

Cuatro rejas

La organización de Eduardo Serio no ha estado exenta de críticas. De hecho, al buscar el hashtag #BlackJaguarWhiteTiger en Instagram aparece un aviso que dice: “Protege la vida salvaje en Instagram”. A esto le sigue un párrafo que explica que el hashtag de la fundación podría estar ligado a publicaciones que incitan al abuso y venta de animales exóticos.

En el año 2019, el cantante colombiano Maluma fue blanco de críticas de cientos de usuarios de Instagram tras visitar Black Jaguar-White Tiger y posar en fotos con animales. Entre las historias que subió a su perfil, aparecía con Mala Mía, una leona llamada en honor a Mala mía, una de sus canciones más famosas. Debido a la cantidad de comentarios negativos sobre estos acontecimientos, el músico borró su cuenta de Instagram temporalmente.

Otras organizaciones internacionales como Wild Welfare, o medios como The Independent y The Daily Beast se han sumado a las críticas. La principal preocupación que comparten es la forma en la que los humanos interactúan con los animales, así como la constante presencia de cachorros de felinos.

Black Jaguar-White Tiger no es un caso aislado. Es uno de los cientos de establecimientos en México donde la gente puede depositar a sus exóticos felinos, sin mirar atrás. Ahí, los tigres, leones y otras especies de animales que no son nativas de nuestro país pasarán el resto de sus días. Muchos de ellos crecieron en patios, albercas y circos, lejos de los enormes bosques de Asia, de las soleadas planicies de África y las húmedas selvas al sur de México: lugares que jamás conocerán y en los que difícilmente podrían sobrevivir.

En cuestión de segundos uno de los tigres de Black Jaguar-White Tiger camina de un extremo a otro dentro de la jaula que comparte con otros tres grandes felinos, mientras el dron lo sobrevuela. Los miles de kilómetros para ser libre son una posibilidad inexistente, como para la gran mayoría de los felinos del recinto. En su lugar quedan solo cuatro rejas en algún rincón del Ajusco.

Este trabajo fue elaborado en el marco de Academia de Periodismo de la Licenciatura en Comunicación de la Universidad Iberoamericana, como reportaje final de titulación. Se publica simultáneamente en La Lista y Perro Crónico.

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